jueves, 17 de octubre de 2013

Esta vez... Es más personal

Siempre me ha gustado la música.

A los 10 años, me empece a interesar por un instrumento en particular: el piano.

Se lo mencioné a mi mamá, pero como era de suponerse, no me tomó muy enserio, pues desde la infancia había manifestado una serie de intereses muy diversos, un día quería aprender ballet y al mes siguiente ya quería aprender a pintar, y después ya quería aprender karate (jamás tomé  ninguna de esas clases , y que bueno porque sólo era pasajero)








Un buen día de navidad, me regalaron un teclado (Ahora sí mi interés  iba enserio o por lo menos lo suficiente para convencerlos).  A  pesar de que mi hermano ya había nacido ese teclado era sólo para mí, aunque suene algo tonto, - digo ahora ya me da igual- pero a esa edad,  a los 11 años, hace más maravilloso el momento, era como "esto es genial y no tengo que compartirlo, es sólo para mí".

Con aquel bello regalo venía también la inscripción a las clases de teclado. (Digo no iba estar ahí nada mas de adorno.)
En dos años y medio aprendería tooodo lo que necesitaba saber para interpretar bellas melodías y un gran conocimiento sobre la música.

Todo esto sonaba prometedor y fabuloso, pero Roma.... Roma no se hizo en un día y eso era algo que me costo mucho aprender.

Después de muchas clases, aterradoras presentaciones y exámenes llegue al nivel 4 del curso (eran 6). Aunque esto no sucedió en un año y fracción como se supone que debía pasar, digamos que decidí darme mi tiempo....... Bueno, la triste realidad es que la música es celosa y si no la prácticas todos los días, ¿adivinen queeé? no avanzas o sí lo haces, pero taaaardas, como fue mi caso.

En esa época ya estaba en la secundaria y a pesar de que sí me gustaba, ya no lo veía de la misma forma, la dichosas clases en vez de ser un hobby que me distrajera y me divirtiera, se habían vuelto un calvario con el que tenía que lidiar cada sábado, se habían vuelto una obligación.

"Ensaya un rato, aunque sea 20 minutos en la tarde y otros 20 en la noche", me decía mi profesor. Comencé a practicar todos los días y empecé a progresar otra vez.

Me aburre la rutina. Llevaba más de tres años en Yamaha, ya estaba haaaaarta.
Lo dejé.

Hace como un año volví a interpretar melodías pero de manera muy esporádica, principalmente aprovechaba cuando estaba sola (ah sí, un dato curioso, al principio  me ponía muuuy nerviosa interpretar en público - por eso lo de "aterradoras presentaciones"-, pero conforme fue pasando el tiempo se me quito el miedo, sin embargo hoy en día no es algo que me guste mucho hacer y prefiero la privacidad) . Pero como les dije la música es celosa y solo recordaba, muy pocas canciones, en especial una de las últimas que aprendí : A River Flows In You de Yiruma. A pesar del tiempo no la había olvidado pues me gustaba (gusta) mucho.

                                                              Video de River Flows in You, interpretado por su compositor, Yiruma.


Últimamente, he estado poniendo más atención a la música en las canciones, el ritmo al que van, los instrumentos que se están usando. Y el fin de semana me la pasé escuchando música. Después de un rato escuché una canción que volvió a llamar mi atención tanto,  que me hizo buscar las partituras.

El martes pasado volví a practicar. Fue realmente agradable... y frustante, pero con las ganas de continuar y continuar hasta que sonara bien. Y aunque solo estuve  un rato y avance dos renglones de la partitura (con todo y acordes) puedo decir que fue  justo como antes de que se volviera una obligación. Lo disfrute.
One last Wish (James Horner)











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